Jaume Matas y la España Corrupta


Hoy sin duda la noticia del día es la condena a seis años de prisión impuesta a Jaume Matas, ex presidente balear y ex ministro de Medio Ambiente durante el segundo gobierno de Aznar. Y recalco estos cargos puesto que, en caso de ingresar en prisión, sería el primer ex presidente autonómico que lo hiciera y el segundo ex ministro tras José Barrionuevo, si bien este último solo estuvo tres meses a la sombra. Y es así a pesar de que antes que Matas ya pasaron por el banquillo de los acusados siete ex presidentes de alguna comunidad autónoma, no siendo la primera vez que lo hacía alguien vinculado a las islas baleares. Ya había tenido que explicar su gestión ante un tribunal Gabriel Cañellas, también del Partido Popular, por el caso Túnel de Sóller siendo absuelto en 1997 por prescripción del delito. Algo debe tener el aire de las islas puesto que María Antonia Munar, también ex presidenta balear, se sentará en el banquillo el 14 de mayo en el primer juicio contra ella por los casos de corrupción en los que está imputada. Se enfrenta también a 6 años de cárcel por el supuesto desvío de 240.000 euros a empresas audiovisuales.




Como vemos en España no es muy habitual ver a los políticos, si nos ceñimos a altos cargos, testificar ante el juez y, mucho menos, que acaben con sus huesos en la cárcel, aunque solo sea unos meses como Barrionuevo. Esto lleva a la impresión, entre la ciudadanía, de que la corrupción es algo consustancial al mundo de la política y que nada podemos hacer ante ello puesto que “son todos iguales”. Y esta impresión se ve aumentada por la sensación de que la justicia hace poco o nada ante este hecho y que cuando lo hace no sirve de nada. A la reciente absolución de Francisco Camps hemos de sumar la aparente desigualdad ante la ley del yerno del Rey. Es más, en las últimas elecciones autonómicas y municipales pudimos encontrar en las listas más de cincuenta candidatos imputados por corrupción.


A pesar de esto, y como hablar es gratis, cada vez que sube un nuevo partido al gobierno, lo de nuevo es por decir algo porque en España no pasamos de cinco o seis partidos que hayan gobernado contando los gobiernos autonómicos, salen a relucir las buenas intenciones, los códigos de buenas prácticas y la transparencia pero a la hora de la verdad todo queda en agua de borrajas. Y esto es así por motivos claros. A los partidos políticos no les supone el más mínimo desgaste el hecho de contar con decenas de casos de corrupción a sus espaldas. Por un lado la mayor parte de los ciudadanos en España votan al mismo partido haga lo que haga, puesto que prima votar contra el otro, y por otro estos partidos con responsabilidad de gobierno no pueden echarse nada en cara y los reproches mutuos son balas de fogueo para contentar a los incondicionales más que verdaderas andanadas destinadas a terminar con la corrupción. El ejemplo más claro lo tuvimos en el Parlamento de Cataluña cuando Pasqual Maragall le espetó a Artur Mas aquello de “Ustedes tienen un problema y este problema se llama tres por ciento”. Es decir, todos sabemos lo que hay por lo que mejor que no nos hagamos daño como aquel paciente que apretaba las partes bajas de su dentista.

La cuestión es si nos merecemos esto. Por mi parte y muy a mi pesar creo que sí. Y es así desde el momento en que votamos, como he dicho antes, al mismo partido haga lo que haga. Y también porque vivimos en un país donde la trampa y la picaresca es para muchos un modo de vida y no solo no está mal visto si no que es jaleado y envidiado por los demás. Aquí el que defrauda a Hacienda, paga o cobra en dinero negro, incumple las normas de tráfico, hace trampas en el juego o engaña al seguro no queda estigmatizado y marcado ante la sociedad. Al contrario, es visto como un moderno Robin Hood cuando solo es un caradura egoísta que con su comportamiento se aprovecha de los que sí cumplen las normas y perjudica con ello al resto de la sociedad. Mientras esta mentalidad no cambie no podemos esperar mucho más de nuestros representantes políticos… o quizá sí puesto que ¿no deberían ser ellos los impulsores de ese cambio de mentalidad?


Actualización 31 de Octubre de 2012:


Aunque no pretendo, pues resultaría imposible el empeño, llevar un seguimiento exhaustivo de la vida y milagros del personaje que da nombre a esta entrada he creído conveniente, puesto que afecta también a su partido, hacerme eco de la última acusación que se cierne sobre Jaume Matas.

Según informa El País, la fiscalía considera que se han acreditado indicios suficientes para acusarle de llevar el control directo de los mecanismos de una supuesta red de financiación electoral irregular del Partido Popular. Cruzando contratos publicitarios oficiales amañados desde el Gobierno y las consejerías, entre 2003 y 2007, con trabajos electorales para el partido parece que algunas empresas de obras públicas abonaron pagos de campañas electorales que no correspondían al proyecto por el que contrataron a la empresa Over MC. Matas será acusado de malversación de caudales públicos, prevaricación, falsedad documental y fraude a la Administración.

No hacen falta más comentarios ¿no?

Comentarios

  1. Antonio Martín López22 de marzo de 2012, 15:30

    Ayer estuve un par de horitas husmeando por las diversas corruptelas de nuestro reino y el tema tiene muchísima tela que cortar.
    Creo que los ciudadanos tenemos que asumir la responsabilidad de combatir la corrupción, desde instituciones apropiadas existentes u otras que se puedan crear para este menester, y sin excluir ni menospreciar las iniciativas individuales.

    Es evidente que los dos partidos mayoritarios están plagados de corruptos y que hasta ahora sólo han dedicado esfuerzos en denunciar las corruptelas del partido adversario para sacar rentabilidad política y, sobre todo, electoral. Aunque la actitud de PP y PSOE con los corruptos propios suele ser bastante diferente, siempre hay casos particulares donde se asemejan.

    La actitud del PP con sus corruptos, basada en la "filosofía de nuestro hijoputa" de F. Delano Roosevelt, además de inaceptable es absolutamente intolerable. Como cambiar esa actitud con presiones exteriores parece bastante improbable, creo que la única opción razonable del ciudadano debería ser retirar la confianza a dicho partido, dicho claramente, no votarle.

    La actitud del PSOE con sus corruptos suele ser bastante aceptable cuando estos son imputados, pero tampoco ponen mucho empeño en detectarlos y expulsarlos por iniciativa propia. Mi propuesta sería castigarles con una retirada de confianza selectiva, es decir, en los municipios o comunidades donde se aprecia que han depurado altos dirigentes que por acción u omisión habían consentido la afloración de corruptos, ahí es lógico otorgarle confianza; si eso no ha ocurrido, lo lógico es no apoyarlos. Concretamente en Andalucía, parece claro que detectaron la epidemia de alcaldes tocados por fraudes urbanísticos, y, sobre todo, el gran affaire de los EREs, procediendo a cambiar al Presidente de la Junta y Secretario Regional Manuel Chaves por Pepe Griñán. Eso sí, la operación se maquilló internamente para no airear los trapos sucios, por consiguiente la ciudadanía no ha captado esa operación como de profilaxis corruptelar. La penitencia que puede pagar el PSOE por no atacar de forma más clara y contundente la depuración de corruptos en Andalucía es perder el gobierno de esta comunidad, aunque paradógicamente se le otorgará dicho gobierno al PP que es el Campeón en la "Champions League de los Corruptos". Si mi teoría es acertada habrá que esperar que la Justicia y el tiempo me den o quiten la razón.

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    1. Está claro que es inevitable que haya corruptos en todos los partidos y normalmente el número de imputados suele ser proporcional al poder que tienen en cada momento. Digamos que la ocasión hace al hombre ladrón. Por lo tanto, como dices, la forma de enfrentarse a esa corrupción es la que debería marcar a cada partido para bien o para mal. Al igual que Roosevelt con Somoza hasta en eso se equivocan, deberían ser los primeros en denunciarlo en lugar de taparlo aunque sólo fuera por quedar bien.

      La única manera, además de la vía judicial en cada caso, de cambiar dicha actitud sería la retirada del voto pero no parece que la mayoría esté por la labor puesto que prima el voto "por el miedo a que gane el enemigo". Andalucia sería un buen laboratorio de pruebas para votar, por ejemplo, a UPyD e IU, pero no nos hagamos ilusiones.

      Gracias por leernos y por participar.

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