La cumbre de Angela Merkel


La cumbre de la UE de la pasada noche ha puesto de manifiesto varias cosas. Para comenzar, han vencido las tesis de Angela Merkel, más preocupada por el balance contable y la estabilidad presupuestaria que por la salida de la crisis real, la de los ciudadanos por así decir. Por otra parte, con las medidas que a continuación detallaremos se da una imagen al resto del mundo y, sobre todo, eso que llaman los mercados, de un verdadero gobierno europeo, al menos a nivel económico. Algo que redunda, aún más, en esa estabilidad que mencionábamos al principio. En lo que a nosotros respecta, más allá de la situación real, contante y sonante, de nuestra economía, lo que se proyecta es desconfianza en nuestro sistema financiero.

Recapitalización bancaria 

Vamos a empezar por esto último. A cinco bancos españoles (BBVA, Santander, CaixaBank, Bankia y Popular) se les exige aumentar su nivel de solvencia del cinco al nueve por cien. Esto quiere decir que tendrán que realizar una recapitalización de 26.000 millones de euros de aquí a junio de 2012. ¿y porqué eso muestra desconfianza especialmente en nuestro país? Porque el total exigido a los setenta bancos europeos es de algo más de 100.000 millones. O sea, que a los cinco bancos españoles se les exige el veinticinco por ciento del total de la recapitalización. Solo estamos por detrás de los griegos y no es necesario decir cuál es su situación. La ministra Salgado ha declarado que, aunque no se descarta, en principio no está previsto que este dinero salga de las arcas públicas españolas. Esperemos... en otro momento tal vez hablemos de la idoneidad del aumento de las remuneraciones de los ejecutivos de algunas entidades mientras literalmente se hundían y había que reflotarlas con dinero público. 

El balón de oxigeno que esperan recibir estos bancos es la confirmación de que se les permite incluir los bonos convertibles en esa recapitalización. Esos bonos son acciones que vencen antes de octubre de 2012 y les supondría un aporte de capital de alrededor de 9.000 millones de euros. 


Por supuesto, desde el sector bancario no han faltado las críticas hacia el gobierno y el Banco de España por el resultado de esta cumbre. El efecto inmediato de esta necesidad de capital será cortar aún más el grifo al crédito, es decir, menos prestamos para las familias y las empresas. Obviamente esto incide negativamente en la dinamización de la economía y por tanto en nuestras esperanzas de mejorar las cifras del paro y salir de la crisis. 

Al mismo tiempo se menciona a España, por segunda vez consecutiva en un Consejo Europeo, para apremiarnos a continuar haciendo reformas, esta vez no en forma de recortes, si no en el mercado laboral y de servicios.

Vamos, que muy bien parados no salimos de la cumbre. Aunque los hay peores, si no que se lo pregunten a Berlusconi… de Grecia mejor ni hablamos.

Deuda griega 

O mejor sí, ya que el otro punto importante que sale de esta cumbre es la negociación con los bancos para la quita de la deuda griega. De esta manera, ante el riesgo de quedarse con las manos vacias, los bancos han aceptado la rebaja de la deuda en un 50 por ciento, lo que supone, nada más y nada menos, 100.000 millones de euros. Para que nos hagamos una idea de cuál es la situación la canciller Merkel ha declarado que el objetivo es que Grecia llegue a un nivel de deuda del 120 por cien de su PIB para el año 2020, estando situado en la actualidad en el 180 por cien. ¿Que obtienen los bancos a cambio de esta concesión? Por un lado dar un respiro a Grecia para mejorar su situación. Como decíamos antes la alternativa es la quiebra; por otro lado la UE garantiza, de alguna manera, la devolución de esa deuda restante. 

Fondo de rescate 

Y esto entronca directamente con la decisión de elevar el fondo de rescate hasta el billón de euros. De nuevo una medida para mandar un mensaje claro a los mercados. Un mensaje de estabilidad y de unión. La idea es que este aumento del fondo provenga de capital privado y de aportaciones públicas de fuera de la eurozona. De esta manera los países europeos no tendrían que incrementar su aportación, sobre todo Alemania que ya ha desembolsado 211000 millones de euros para ayudas a otros estados. 

Teniendo en cuenta todos estos datos es normal que parezca que lo que se decide en las próximas elecciones del 20-N no es quien gobernará España si no quien ejecutará los designios económicos de Angela Merkel en nuestro país.



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