Demagogia
Probablemente me tildaríais de demagogo si os dijera que he buscado fotos de Gadafi en la red y lo he visto en decenas de ellas acompañado de jerifaltes de todo el mundo y de diferentes épocas (llevaba 42 años en el poder). Algunos de ellos con cara de circunstancias, otros con actitud alegre y desenfadada, e incluso algunos como si estuvieran con un buen amigo de la juventud al que vuelven a ver al cabo de los años y deciden hacerse una foto después de haberse tomado unas copas, en plena exaltación etílica de la amistad. Podría haber titulado este escrito: “Uno de los nuestros, hasta que dejó de serlo”, “Dime con quién andas y te diré quién eres”, “Entre pillos anda el juego”…
También estaría pecando de demagogo si después os digo que durante los primeros días de la revuelta en Libia murieron 10 mil personas por la represión y que en los 8 meses que han durado los enfrentamientos han muerto 25 mil seres humanos.
Pero ahora, después de no haber sucumbido a la tentación de utilizar la demagogia, echaré un vistazo a la situación actual de Libia dando algunos datos: Los países que más se han involucrado en el conflicto son Francia, Reino Unido y Turquía. Habrá que ver qué contratos obtienen de gas y petróleo con el gobierno que salga de la transición. Las potencias que se opusieron a la intervención de la OTAN son China y Rusia. Estos no pillan “cacho”. Los que se involucraron, pero “poco”, son Italia y España que a lo mejor consiguen algunas migajas.
Más cositas para intuir lo que queda por llegar: El presidente del Consejo Nacional de Transición, o sea, los rebeldes, fue ministro de Gadafi hasta que comenzaron las revueltas (mal empezamos). En Libia coexisten una serie de tribus con dominio de unas sobre otras, vamos, que muy bien no se llevan. El nuevo gobierno deberá hacer frente a las disputas de las mismas y conseguir que todas se lleven su parte en el nuevo reparto de la tarta.
Además, habrá que desmantelar un modelo basado en la corruptela y el mamoneo de los afines al poder y esto no es nada fácil. Por ejemplo, después de ser ejecutado Gadafi, los de los controles de entrada a la capital todavía exigían su “mordida” para que pudieras pasar.
La versión light de la ley islámica que parece que va a regir los nuevos designios del país, no sabemos hasta qué punto es compatible con una verdadera democracia en la que se asegure la igualdad y libertad para todos. Que se lo pregunten a las mujeres de los países en donde impera esta ley.
Y por si este panorama fuera poco, habrá que ver qué ocurre con las represalias, que suelen ser muy crueles y abundantes después de cualquier conflicto civil. Recordemos los primeros años de la posguerra en España.
En fin, que lo veo chungo. Me queda la sensación agridulce de un mundo regido por intereses económicos y egoístas que se imponen cada vez más a los valores de justicia y libertad. ¡Ojala me equivoque!
Se me olvidaba: me hubiera gustado que 'Bushafshufak', que es como apodaban sus compatriotas a Gadafi ridiculizando su pelo anillado, hubiera tenido un juicio justo, al igual que sus hijos asesinados. A ver si sólo vamos a pedir juicios justos para quien nos interesa...
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