España es translúcida: Transparencia Internacional denuncia la corrupción en España

La semana pasada la organización no gubernamental Transparencia Internacional (TI) presentó el libro "El Marco de Integridad Institucional en España: Situación actual y recomendaciones", que recoge un completo diagnóstico sobre la situación en España en cuanto al nivel de integridad, transparencia y riesgos de corrupción del sistema institucional. Como en los medios de comunicación tradicionales apenas se hicieron eco de dicha presentación, ni de su contenido, me ha parecido interesante compartir las conclusiones más destacadas de dicho documento.





El informe evalúa las fortalezas y debilidades de las doce instituciones españolas más significativas: el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo, el Sector Público, las Agencias de aplicación de la ley, los Partidos políticos, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo, las Juntas Electorales, la Sociedad civil, los Medios de comunicación y el Sector empresarial. 



Nos advierten de que los mecanismos de integridad que ya existen no se aplican suficientemente porque los órganos de control se encuentran bajo dominio de los partidos políticos que priorizan los intereses a corto plazo sobre la reformas a largo plazo. La supervisión del Tribunal de Cuentas, por ejemplo, órgano de control del gasto público, se ha debilitado en la práctica por la influencia de los partidos. Así, se da la circunstancia de que una mayoría política absoluta como la actual garantiza el control casi total sobre las instituciones públicas con el riesgo que esto conlleva en cuanto a abuso de poder.


El informe denuncia la politización de las instituciones / Ciberdroide
Los partidos políticos son vistos como la institución más corrupta del país, según las últimas ediciones del Barómetro Global de la Corrupción, acrecentado por el hecho de que hoy en día España sigue siendo el único país de más de un millón de habitantes en la Unión Europea sin una ley que garantice el derecho de acceso a la información pública, aunque nos encontremos en trámites de la Ley de Transparencia. Según el Eurobarómetro 2011, casi el 90% de los ciudadanos españoles cree que existe corrupción entre los políticos en España, por lo que los españoles se encuentran entre los europeos más propensos a creer que sus políticos están involucrados en la corrupción. 

Los partidos políticos, debido a su financiación pública, podrían ser independientes de los intereses económicos, pero su organización interna no es suficientemente transparente. Además, dado que la financiación pública depende, en gran parte, del número de actas de diputados, sus recursos económicos son muy desiguales. El nivel de transparencia en la gestión y control de los recursos presupuestarios que muestran es baja. 

Entre las recomendaciones o demandas de Transparencia Internacional encontramos: 
  • Una estrategia nacional de lucha contra la corrupción asumida por las Cortes. 
  • Reglas que obliguen a una mayor transparencia en la financiación y gestión de los fondos por parte de los partidos políticos. 
  • Una reforma electoral que haga a los partidos políticos más representativos. 
  • La despolitización de la elección de los órganos supremos del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. 
Hasta aquí el resumen del informe de Transparencia Internacional que no nos deja, como cabía esperar, en muy lugar. 

Como es lógico las medidas mencionadas deberían ser llevadas a cabo por los partidos que están en el poder y, naturalmente, no les interesa hacerlo. De esta manera, la alternancia y el bipartidismo al que nos estamos viendo abocados no lleva más que a un cambio de cromos en el poder, no a una verdadera transformación de la estructura del Estado ni de la sociedad. ¿Cómo iban a hacerlo si los mayores perjudicados de ese cambio son los mismos que deberían llevarlo a cabo? Lo triste es que como corresponde a una democracia joven como la nuestra los mecanismos teóricos para garantizar la transparencia y el control existen pero se encuentran colonizados por los gobiernos y, lo que es peor, los partidos que los sustentan. Hay que ser realistas, queda mucho por hacer pero estamos lejos de la opacidad de los regímenes y gobiernos que campan a sus anchas en gran parte del mundo. Digamos que nos hemos quedado a medias y nuestros gobiernos, por su interés, se conforman con que España sea translúcida. ¿Nos conformamos nosotros?

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Comentarios

  1. -Una reforma electoral que haga a los partidos más representativos. Se refiere a listas abiertas o propone algo más?

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    1. El informe critica que "prima la búsqueda de gobernabilidad sobre la garantía de representatividad [...] el sistema electoral sea mayoritario y el modelo de partidos que surge derivado de sus reglas tienda a un imperfecto bipartidismo, en el que los pequeños partidos regionalistas [...] cumplen la labor de terceras partes con capacidad para influir fuertemente, cuando uno de los dos grandes partidos gana pero no consigue la mayoría absoluta[...] sistema de listas cerradas y bloqueadas para las elecciones que pone en manos de la maquinaria de los partidos la decisión clave de quién entra y quién no en los órganos representativos [...] Quien controla el partido controla los órganos representativos, dado que los diputados, por ejemplo, si quieren seguir deben actuar con disciplina partidista. Además, el líder del partido es, normalmente, el cabeza de lista para las elecciones generales y, si gana, decide con gran libertad quién entra en el Gobierno como ministro, quién sale del mismo y hasta puede controlar los nombramientos de miles de puestos en la Administración, dado el sistema de libre designación y cese para puestos superiores de la maquinaria administrativa. El sistema, así pues, queda caracterizado por: Presidencialismo, ejecutivos de un solo partido, bipartidismo imperfecto, ´spoils system´ matizado en el nivel superior de la Administración, primacía del ejecutivo sobre el legislativo, capacidad por parte de los líderes de los dos partidos mayoritarios de decidir los nombramientos de los miembros superiores del Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Ombudsman, Banco Central, Organismos reguladores, Fiscalía General del Estado y de influir en el nombramiento de la cúpula judicial; todo ello, en su conjunto, hace que el país tenga gobernabilidad, pero que exprese una cierta debilidad en el sistema de representatividad y de ´check and balances´. Es cierto que, al ser España un país fuertemente descentralizado, también existe un cierto contrapeso regional. No obstante, en las regiones controladas por los dos grandes partidos (la inmensa mayoría excepto dos o tres por legislatura), la disciplina de partido también opera cuando es preciso.

      Podéis leer más en el enlace "Marco de Integridad Institucional en España"

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