Violencia de género: queda mucho por hacer
Entre 2003 y 2011 ha habido en España 609 muertes por violencia de género (67 víctimas de media al año). En 2012 ya van 12, incluido el cadáver de una mujer aparecido en Tolosa el pasado domingo muerta a manos de su compañero sentimental. Todo esto a pesar de la Ley Integral contra la Violencia de Género aprobada en España en diciembre de 2004. En noviembre de 2011 se celebró el IV Congreso de Violencia Doméstica y de Género, organizado por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género (OVDyG).
La primera observación que hacen los expertos que participaron en el Congreso es que en España vamos por el buen camino en el tratamiento de la violencia contra la mujer. Señalan que tenemos instrumentos legales poderosos, que consideran el uso de la violencia contra las mujeres como una violación de derechos constitucionales. Además, estos principios están siendo seguidos ahora por la Unión Europea. Tenemos instituciones y experiencia acumulada para acometer el problema.
El Observatorio señala que la causa principal de la violencia es la desigualdad y que hay una serie de mitos que ponen obstáculos en el camino hacia la igualdad real. Por ello, es esencial desmontar estos mitos. Se señalan dos: identificar como causas últimas de la violencia al alcohol, las drogas o trastornos mentales y las denuncias falsas. También se señala como fundamental presentar los malos tratos como vulneraciones de los derechos humanos.
El Observatorio señala que la causa principal de la violencia es la desigualdad y que hay una serie de mitos que ponen obstáculos en el camino hacia la igualdad real. Por ello, es esencial desmontar estos mitos. Se señalan dos: identificar como causas últimas de la violencia al alcohol, las drogas o trastornos mentales y las denuncias falsas. También se señala como fundamental presentar los malos tratos como vulneraciones de los derechos humanos.
Más conclusiones: Los Informes de víctimas revelan que éstas cada vez son más jóvenes, por lo que se debe hacer hincapié en la educación en orden a que los jóvenes no tengan comportamientos machistas.
Otro de los puntos tratados en el Congreso ha sido el análisis del sistema de valoración del riesgo de las víctimas. Se valora positivamente el Protocolo Médico Forense de Valoración Urgente del Riesgo de Violencia de Género para decidir la medida de protección adecuada para cada mujer y sus hijos. Lástima que el informe anual del Defensor del Pueblo alerte de que la evaluación del riesgo de la víctima que realiza un programa informático no se corresponda siempre con la realidad y que los médicos forenses reconozcan a finales del año pasado que no están preparados para esa evaluación.
Además se incide en la importancia de compartir a tiempo real toda la información entre las personas especialistas que intervienen.
En cuanto a los menores que sufren un entorno de violencia, el Observatorio enfatiza que deben recibir protección especializada y que sus intereses deben estar garantizados por todas las instituciones implicadas. También concluyen que ante la mayor vulnerabilidad de las niñas y mujeres discapacitadas se deben potenciar los mecanismos de detección entre los sectores que las rodean.
Es decir, el Observatorio se complace con lo que tenemos, expone lo que se debe hacer a grandes rasgos y hace una exposición general de la problemática y de la situación. ¿No os parece que falta algo? ¿Se afronta realmente el problema?
Os voy a dar algunos datos que deberían hacernos pensar: según el IV Informe anual del observatorio estatal de violencia sobre la mujer, sólo en el 28% de los casos de muerte por violencia de género se había producido denuncia previa, algunas mujeres retiraron la denuncia cuando resultaba obvio que el maltrato existía y en algunos casos no existió continuidad de la denuncia o, aún habiendo denunciado, las mujeres no solicitaron medidas de protección. En algunos de los asesinatos las víctimas contaban con medidas de protección.
Es fundamental, no sé por qué no se ha hecho ya, recopilar datos para estudiar las causas de estos comportamientos y de estas realidades y tomar lo antes posible las medidas convenientes para que esto no suceda.
Si se compara la media anual de homicidios por violencia de género en los años anteriores y posteriores a la entrada en vigor de la Ley Integral, se observa un ligero descenso en el número de crímenes : de 71,5 de media a 67. Sin embargo, como el propio informe indica, no se considera adecuado evaluar la eficacia de la Ley Integral en función de las cifras de víctimas mortales, puesto que no es posible determinar la cifra de mujeres que han salvado su vida por la utilización de los recursos que la Ley Integral pone a su disposición.
Es decir, es muy difícil calibrar los efectos positivos de la Ley Integral. Hay indicios de que algo positivo se consigue: el aumento del ingreso en prisión por delitos cometidos por violencia de género (en 2010 hubo un 6,3 % más que en 2009 por ejemplo); además, según el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, si la norma no se hubiese puesto en marcha, hoy se contarían "más de un centenar" de homicidios de mujeres cada año, ya que, gracias a la Ley Integral, "más de 95.000 mujeres tienen una medida de protección". El problema es que esto nunca lo sabremos.
Por lo que veo, el problema está ahí y es un problema de extrema gravedad. Se creó una ley y se tomó el camino correcto pero no hay que bajar la guardia. En 2010 sólo el 1,5 % de personas entrevistadas puso la violencia de género como uno de los tres problemas principales de España. En 2004, año en el que se promulgó la ley, ese porcentaje era del 6,3. La gente no lo ve muy importante a pesar de que el 91,4 % rechace y vea inaceptable la violencia de género.
Como hemos comentado, la mujer sigue teniendo miedo y vergüenza a denunciar, a pesar de las medidas tomadas. Habrá que insistir hasta la saciedad y aportar los medios necesarios para erradicar una violencia que como se dijo en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres celebrada en Beijing (China), en septiembre de 1995, es un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz de los pueblos.
Según Amnistía Internacional, a pesar de las medidas adoptadas, lo cierto es que “más allá del papel”, la situación de las mujeres en España frente a la violencia de género continúa siendo preocupante. Siguen siendo muchos los obstáculos con los que se encuentran las mujeres que piden protección; no siempre existen garantías para una adecuada investigación del delito; y sigue sin contemplarse el derecho de las víctimas a una reparación. Además, la respuesta para la atención de las víctimas de violencia de género en las diferentes Comunidades Autónomas es desigual. Resaltan también la especial vulnerabilidad de las mujeres inmigrantes sin papeles que son víctimas de violencia de género. Según un estudio del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un 57 % de los agresores eran españoles mientras que el restante 43% eran extranjeros, un segmento de la población que en ese año correspondía al 12% del total de ciudadanos residentes en España. Según datos de 2009, la tasa de mujeres extranjeras asesinadas por sus parejas o ex parejas es casi cinco veces mayor que la tasa de las españolas.
Todavía vivimos en una sociedad machista. Mientras que en los colegios estamos enseñando a los chavales la igualdad con materiales específicos sobre el tema observamos imágenes agresivas en los medios de comunicación, utilizamos a la mujer como reclamo sexual en los anuncios publicitarios, explotamos sexualmente a niñas y mujeres, las discriminamos en el trabajo y seguimos asumiendo roles interesados y discriminatorios impuestos durante largo tiempo, e incluso transmitiéndolos a nuestros hijos. Las religiones que seguimos, incluida la católica, identifican el feminismo como un elemento hostil a sus intereses tratando de preservar valores que en ningún momento debieran haber estado por encima de los más esenciales derechos humanos como es la igualdad entre las personas, independientemente del sexo que se tenga.
El poder político se relaja y establece otras prioridades en sus actuaciones. Como muestra y ya que estamos en épocas de recortes un botón: el Govern de Cataluña ha hecho recientemente que el Programa de Seguridad contra la Violencia Machista (PSVM) pase a depender de otro servicio y quede enmascarado en él. Aunque se le destinara el mismo presupuesto que cuando era un programa independiente, cosa que es bastante improbable, es un ejemplo del lugar donde parece que algunos gobernantes quieren dejar la lucha contra esta deleznable violencia: en el trastero.
Sinceramente, todos y todas podemos hacer algo, mucho más de lo que hacemos.
Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres: www.malostratos.org
Recursos en diferentes provincias españolas: http://www.malostratos.org/cindoc/140%20cindoc%20recursos.htm
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