Wertgüenza o dimisión

De todos es sabido que los partidos políticos reparten las carteras ministeriales, cuando llegan al gobierno, como el que cambia cromos con los amigos. En la mayoría de los casos los que acceden a dicho puesto no acumulan méritos ni experiencia en la materia sobre la que van a gobernar y en ocasiones su nombramiento responde más a una cuestión de cupos: corrientes dentro del partido; regiones o comunidades autónomas; sexo, me refiero, por supuesto, a varón o mujer, no me entiendan mal. El culmen de esta situación se da cuando, sin rubor alguno, van pasando de una cartera a otra como el que hace trasbordos en el metro: de Administraciones Públicas a Educación y Cultura, de aquí a Ministro de la Presidencia y de esta a Interior, por poner un ejemplo. Digamos que asumimos que al fin y al cabo la responsabilidad es del conjunto del gobierno y los conocimientos, por así decir, residen en los cargos más técnicos. Entonces ¿que nos queda?, nos queda su labor de comunicación y de coordinaci...