Los ultras del PP atacan a los sindicatos
A raíz de la controvertida reforma laboral del Partido Popular los sindicatos han convocado manifestaciones en todo el país para el día 19 de febrero en protesta por lo que consideran la reforma del "despido libre". El contraataque de los partidarios de la reforma no se ha hecho esperar.
Como la mejor defensa es un buen ataque ha comenzado una campaña de desprestigio de las organizaciones sindicales. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha dicho que la reforma laboral que ha aprobado el Gobierno está hecha pensando en los parados frente a las políticas que "propugnan" los sindicatos y que, a su juicio, ha quedado demostrado que son "reaccionarias, anticuadas y antisociales".
La secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ha apelado a la responsabilidad de los sindicatos y ha subrayado que "nadie entiende que hayan estado callados durante siete años viendo como se incrementa el paro y que hoy protesten porque los empresarios puedan decidir cómo salvar su futuro en vez de cerrar una empresa". Cospedal se ha preguntado si los sindicatos protestan "porque pierden su capacidad de influencia en todas y cada una de las empresas de este país".
Aguirre, Cospedal y Merlos saben perfectamente que lo que dicen se aleja bastante de la realidad. La crítica es buena e invita al debate, la descalificación gratuita acaba con la discusión positiva y generadora de ideas que ayudan a mejorar la sociedad. Las dos presidentas deberían saberlo y dejar esa actitud extrema y beligerante ante unas organizaciones reconocidas en la constitución y máxime cuando el derecho a sindicarse de todos es un derecho fundamental reconocido por la misma. Lo de los exabruptos de Merlos me parece una sarta de sandeces y simplezas con la intención de ganarse el puesto de vocero de la rama más radical de la derecha española.
A raíz del asunto de la reforma laboral, la reacción de los sindicatos, de los partidos políticos y de la sociedad, se puede intuir que el sistema de relaciones laborales, el modelo económico y el funcionamiento de las organizaciones sindicales en España debería ser objeto de un profundo estudio en vistas a mejorar lo que tenemos. Quizás esta mejora nos lleve a una sociedad totalmente diferente. Pero los cambios deberían ser discutidos y consensuados con todos los agentes sociales y con los ciudadanos en general.
Esta reforma ha sido diseñada por un partido político, sin consenso, sin debate y, en mi opinión, con un estudio bastante superficial e interesado de la realidad. Incluso en algunos momentos con ciertos toques de cinismo.
Ya que se han cargado las tintas sobre los sindicatos, sería interesante acercarse a la realidad sindical en España, pero de forma serena y sin prejuicios, como primera toma de contacto con la situación laboral del país. Intentaré hacerlo próximamente.
Totalmente de acuerdo con este análisis . El ataque que están sufriendo la organización de los trabajadores es brutal. Vuelta al siglo XIX.
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