Los olvidados: Tibet

Sonam Wangyal estaba repartiendo octavillas delante de una comisaría de policía. En ellas indicaba que su acción no era “por gloria personal sino por el Tíbet y por la felicidad de los tibetanos. Los tibetanos no deberían perder su determinación. El día de la felicidad llegará seguro. Para que el Dalai Lama tenga una larga vida, los tibetanos no deben salirse de su camino”. Posteriormente bebió y se bañó en queroseno para después prenderse fuego.

En 1950 la Republica popular China de Mao Tse-tung invadió la parte oriental del Tibet. No fue más que la continuación de las sucesivas ocupaciones que durante dos siglos realizaron las distintas dinastias chinas y los vecinos nepalies, mogoles, manchues e incluso el imperio británico. Los líderes tibetanos fueron obligados a firmar un Acuerdo por la Liberalización Pacífica del Tibet dejando, teóricamente, la política interior en manos del Dalai Lama. Los actos de protesta se sucedieron llegando a crearse una guerrilla, pobre y desorganizada. En marzo de 1959 los choques violentos entre los ocupantes chinos y la población causaron cerca de 90.000 muertos sólo en Lhasa. El Dalai Lama y sus ministros huyeron tras la represión china y se instalaron en Dharamsala, en el norte de la India. Desde 1963 hasta 1971 China prohibió a los extranjeros visitar el Tibet. Durante estos años se inicia el asentamiento a gran escala de población china en la denominada por el gobierno Región Autónoma del Tibet. Los disturbios y la represión son una constante a lo largo de estos 60 años de ocupación como los registrados en Lhasa en marzo de 2008, con 13 muertos, según el balance oficial y más de un centenar según el gobierno tibetano en el exilio.

La Revolución Cultural china supuso la destrucción, según denunció la comunidad tibetana en Suiza en 1994, de más de 6.300 templos y lugares históricos además de la muerte, según las mismas fuentes, de 1,2 millones de tibetanos. Pero no solo las organizaciones pro-tibet han denunciado la situación. En 1980, Hu Yao Bang, Secretario General del Partido Comunista visitó Tibet. Alarmado por la destrucción que vio allí solicitó una política de recuperación. Se dijo que su renuncia, en 1987, fue parcialmente resultado de esta visión. En 1981, Alexander Solzhenitsyn describió el régimen chino en Tibet como “más brutal e inhumano que cualquier otro régimen comunista en el mundo”.

 
Las simpatías a la causa del tibet en todo el mundo han sido una constante como demuestra el hecho de que el Dalai Lama hiciera público su "Plan de paz de cinco puntos para el Tíbet" ante el Congreso de Estados Unidos en 1987 o el Premio Nobel de la Paz otorgado ese mismo año. Pero estas simpatías nunca se han traducido más que en manifestaciones teóricas de apoyo. 


En más de una ocasión diplomáticos occidentales y representantes de la sociedad civil llevaron la cuestión de Tíbet a los debates sostenidos por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ante las acusaciones de Estados Unidos por las "recientes semanas de violencia, arrestos y pérdidas de vidas" tras las protestas pacíficas en Lhasa de 2008 el embajador chino, en su réplica, recomendó a Estados Unidos reflexionar sobre sus antecedentes de violaciones masivas de derechos humanos en Iraq y en otros países. Finalmente China siempre ha defendido que la cuestión de Tíbet está excluida de los debates del Consejo de la ONU por ser un asunto exclusivamente interno. 

Sin embargo una luz se abrió para los defensores de la causa del Tibet cuando en 2011, como respuesta a varias demandas interpuestas por el Comité de Apoyo al Tibet, el Tribunal Supremo español dictaminó que los crímenes cometidos por China entre 1972 y 2004 deberían ser investigados como crímenes de guerra. El dictamen, indirectamente, acepta que Tíbet es un país ocupado siendo el primer cuerpo judicial del mundo en reconocerlo.

Esta cuestión es fundamental puesto que si Tíbet se encuentra bajo ocupación ilegal china, la transferencia a gran escala de colonos es una violación a la Cuarta Convención de Ginebra de 1949 y sobre todo la presencia de tropas Chinas en el país serían objeto de debate internacional. Si se considera Tíbet como parte integral de China serían temas de su jurisdicción interna. China, huelga decirlo, alega que Tíbet ha sido parte integral de su territorio durante siglos y no el fruto de una invasión u ocupación militar. Independientemente del estatuto legal los derechos humanos deberían ser objeto de preocupación internacional.


A día de hoy la lucha continúa. En las zonas orientales tibetanas como Sichuan y otras provincias se han registrado al menos nueve auto-inmolaciones y cinco muertes de manifestantes en lo que va del año. El suicidio está mal visto por el budismo tibetano, pero no tiene las mismas connotaciones si se considera un sacrificio por los demás. Soman Wangyal fue el primer lama en prenderse fuego, lo que le da mayor notoriedad. Antes lo habían hecho jovenes de apenas veinte años, la mayoría en  Sichuan, donde se encuentra un importante monasterio tibetano objeto  represión china. 


Muchos han sido detenidos, desde el 06 de febrero, en los centros especiales de detención en Lhasa y otras áreas. Según las averiguaciones de Human Rights Watch varios cientos de tibetanos podrían haber sido detenidos en el operativo actual, pero el número exacto no se conoce. Denuncian la política de reeducación a que son sometidos los detenidos. No hay información disponible acerca de cuánto tiempo permaneceran detenidos pero la experiencia previa hace temer que duren de 20 días a tres meses .

Tras la relativa tregua que supuso la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y debido a la actual crisis económica se ha fortalecido la posición China en la comunidad internacional. En el resto del mundo triunfa la real politik necesitados como estamos del cada vez más poderoso capital chino. Es por esto que, aún más si cabe, las demandas de respeto a los derechos humanos sean una mera llamada de atención sin consecuencias prácticas. No podemos esperar que "
El día de la felicidad" llegue en breve, no sabemos siquiera si lo hará. 


Entradas relacionadas:










Los olvidados: Colombia








Los olvidados: Congo




Comentarios

  1. Son tantos los frentes que tenemos abiertos en la actualidad que estos que llevan años los tenemos olvidados, alguien tiene que ponerlos en nuestra memoria actual, gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a tí por leernos.

      Efectivamente la intención es poner el acento en esos conflictos de los que apenas se habla en los medios de comunicación y precisamente son los que más tiempo llevan enquistados. Que así lo hayas valorado es de agradecer. La idea es que esta entrada sea solo el principio de una serie sobre "los olvidados". Se admiten sugerencias.

      Gracias de nuevo por leernos y por participar.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

España, estado católico

Los olvidados: Chad

Rajoy se olvida de los derechos humanos por los intereses en Marruecos