Orgullo gay, orgullo humano

Como sabéis, aunque algunos no quieran saberlo, se está celebrando la Eurocopa de fútbol 2012 en Polonia y Ucrania. La final se celebrará el domingo 1 de julio. Los equipos finalistas son España e Italia. En el equipo de Italia hay un jugador llamado Antonio Cassano que en una rueda de prensa en Cracovia, expresó su deseo de que no hubiera ningún homosexual entre sus compañeros. “Es un problema de ellos, son maricones, problema de ellos… ¿Si hay maricones en el vestuario? Es un problema de ellos y no me afecta. Pero yo espero que no…” 


Cassano entró en la polémica generada por el periodista Alessandro Cecchi Paone que había afirmado en una reciente entrevista en el controvertido programa de radio La Zanzara que en el combinado italiano había dos homosexuales y un bisexual. Cecchi Paone es el autor del libro Il campione innamorato (El campeón enamorado) sobre la homosexualidad en el deporte. El seleccionador nacional italiano, Cesare Prandelli, fue precisamente quien prologó el libro con un texto en el que condenó la homofobia equiparándola al racismo.


Lamentablemente hay más ejemplos de homofobia-racismo protagonizados por gente influyente y que no se caracteriza por su bajo nivel de formación. El obispo de la localidad de Alcalá de Henares, Juan Antonio Roig, en la Semana Santa pasada y retransmitido por RTVE señaló que hay personas que son llevadas por ideologías que no orientan bien la sexualidad humana y eso les hace pensar desde niños que tienen atracción por personas de su mismo sexo. Según el señor Roig este pensamiento lleva a estas personas con el afán de comprobar su sexualidad a corromperse, e incluso, dijo a prostituirse. Según el obispo estas personas también van a clubs de hombres nocturnos donde se encuentran en el infierno. Mucho sabe este señor de este tema… Además de soltar estas burradas, y en el mismo discurso, el obispo advierte que el principal enemigo de la iglesia católica es la ignorancia. En eso le doy toda la razón. No se puede ser más cretino.




Os recuerdo también las famosas declaraciones del obispo de Tenerife Bernardo Álvarez que en 2007, aparte de justificar la pedofilia, llegó a afirmar que la homosexualidad es algo que perjudica a la sociedad y a las personas y que a la larga pagaríamos las consecuencias. Hace poco, en abril comentó como en un alarde de comprensión y bondad, en referencia a los homosexuales que todas las personas mercen respeto aunque sea un terrorista. Este señor también es un filón para un concurso de estupideces e ignorancia.
 

Por curiosidad he leído lo que dice la Iglesia Católica en su catecismo sobre la homosexualidad. Dentro de un apartado titulado “Castidad y Homosexualidad” la iglesia habla de la homosexualidad en estos términos: “Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.”

Pero no os preocupéis, que la iglesia actúa con amor y comprensión hacia estos desviados. Nos dice cómo tenemos que actuar con ellos: “Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.”

Para rematar la sarta de necedades, el catecismo católico culmina: “Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.”  Sin comentarios.
 




Desde que se celebra el Día del Orgullo Gay siempre he pensado que es lamentable que alguien señale una porción del año para reivindicar algo que no tendría por qué defender ya que es algo indiscutiblemente propio de cada persona. Si un ser humano siente así o de otra manera es algo tan natural como sentir hambre o sentir emoción por cualquier situación de la vida. La sexualidad es tan amplia, abarca tal abanico de posibilidades que el que no se dé cuenta de ello sólo me causa pena por la estrechez de miras y en muchos casos por la absoluta ignorancia y falta de sensibilidad ante una realidad diferente a la suya pero no por eso menos válida. Lo mismo ocurre con los sentimientos: el amor, el cariño, la empatía y el desgarro ante una pérdida es tan universal que no tiene lugar la cuestión del sexo de las personas que lo sienten. Sin embargo hay energúmenos y desalmados que deberían olvidar sus prejuicios y avanzar en su mejora personal para tratar a todos los seres humanos por igual. La humanidad no avanzará si estas personas no cambian su actitud y su manera de pensar. El día en que esto ocurra lo celebraremos todos como el Día del Orgullo Humano y habremos dado un paso de gigante en la lucha contra la desigualdad, la intolerancia y el sufrimiento de la gente.



 

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