Sindes interruptus
Si primero era Ramón Jáuregui quien declaraba que el Consejo de Ministros aprobaría la mal llamada Ley Sinde después de dicho Consejo era José Blanco, Pepiño para amigos y enemigos, quien comunicaba que finalmente había quedado sobre la mesa. Bajo la alfombra diría yo.
Tras un periplo de dos años la Disposición Final Segunda del Proyecto de Ley de Economía Sostenible, lo que vulgarmente conocemos como Ley Sinde, sigue sin ver la luz. Ya el viernes anterior parecía que el Consejo de Ministros podría dar luz verde al reglamento que desarrolla dicha normativa tras el dictamen favorable del Consejo de Estado. Supongo que pensaron que con el indulto a Alfredo Saenz ya tenían más que suficiente para un gobierno en funciones que solo debería aprobar medidas de urgencia o consideradas de interés general. Ese día ni siquiera se debatió.
Parecía que este viernes era el definitivo. Zapatero estaba decidido a hacer un último favor a sus amigos, los de la ceja, pero el resto de ministros no estaban por la labor. El ministro Caamaño, por razones jurídicas, se oponía a que esta medida fuera tomada por un gobierno en funciones. Ya hemos comentado cuales son los requisitos en esos casos. No parece que esta medida los cumpla, aunque el indulto tampoco lo hacía, claro. Desde el Ministerio de Industria tampoco se mostraban partidarios por razones, digamos, tecnológicas.
Ninguno de estos dos motivos parecen del todo definitivos. Al fin y al cabo los gobiernos en funciones toman muchas medidas que no cumplen estrictamente con lo que indica la ley y los motivos tecnológicos ya existían antes de este viernes. Quizá la clave la tengamos en lo que publicaba ABC ayer. Parece ser que el ministro Blanco fue el más enérgico y se opuso a que una medida de este tipo pusiera un clavo más en el ataúd electoral del PSOE. La movilización en la red contra la aprobación de la ley apuntalaba aún más esa idea. Además, la norma no se desarrollaría de inmediato y esa labor le tocaría al gobierno de Rajoy. Razón de más para dejarles el marrón a ellos.
Por su parte el Partido Popular se lo tiene merecido. Durante el tiempo que ha durado la tramitación se ha mantenido equidistante, o al menos lo ha intentado, para no minar sus intereses electorales. Por un lado no se ha mostrado plenamente a favor para no contrariar aún más al posible votante joven y por otro no se ha opuesto en absoluto porque, obviamente, no puede aparecer como un partido favorable a las descargas y al pirateo.
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